Ante un cambio en la forma y coloración de la uñas, lo primero que pensamos es que puedan ser «hongos» pero en la gran mayoría de los casos el problema está «en el interior». La uña está engrosada, puede tener alguna grieta, cambio de color y además puede ser dolorosa a la presión del calzado. Ese aspecto de «uña fea» puede ser a consecuencia de la malformación o del mal crecimiento del hueso que hay en el interior del dedo y que da lugar a esta malformación de la uña debido a que este hueso invade el territorio de todo el aparato ungueal. Digamos que la uña en vez de crecer normalmente a lo largo (longitudinalmente) crece a lo alto (verticalmente) dando ese aspecto de «uña enferma». Por ello, para un buen diagnóstico es necesario un estudio radiológico donde poder observar esa excrecencia de hueso que dará lugar a ese mal crecimiento de la uña. Las imágenes radiológicas nos van a mostrar ese montículo en el hueso causante de la deformidad de la uña.

La solución a este problema radica en pulir ese exceso de hueso que no permite crecer a la uña con normalidad, eliminando así la presión interior que soporta la uña. El procedimiento que se realiza es mediante Cirugía de Mínima Incisión gracias a la cual pulimos y damos una forma más rectilínea al extremo distal de la falange (hueso implicado) del dedo gordo. Es una técnica muy poco agresiva ya que con tan solo 4mm de corte en la piel podemos llegar al hueso y trabajar en él. Todo bajo anestesia local y sin dolor alguno podemos eliminar el problema «de raíz». El dolor postoperatorio es inexistente y la recuperación rápida e inmediata.

Todo problema tiene su solución definitiva pero necesitamos de un diagnóstico correcto para dar un tratamiento acertado.

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